viernes, 10 de octubre de 2014

CONTEXTO HISTORICO DE LA LITERATURA EGIPCIA-LITERATURA I BLOQUE II


CONTEXTO HISTORICO DE LA LITERATURA EGIPCIA[1]


Egipto surge en la prehistoria en estrecha relación con el río Nilo que atraviesa el legendario país fluyendo hasta el mediterráneo y determinando su culta existencia. Las crecidas regulares y periódicas que experimenta el caudal por el deshielo de las nieves con el consiguiente desbordamiento de las aguas e inundaciones de las tierras hacen la vida y la historia de Egipto. Las inundaciones crean un limo que actúa como fertilizante natural de las tierras favoreciendo la producción agrícola y en consecuencia, la concentración de la vida humana a lo largo del valle del río. Incluso el año para los egipcios es reflejo de esta peculiaridad geográfica. Se divide en tres estaciones según la situación de las aguas del río. Es lo que se llama 'calendario nilótico'. Egipto es el don del sol. Nada podría el Nilo con su limo fertilizador sin el sol que nutre las tierras y las vivifica. El único astro que reina y domina en Egipto es el sol. Él es el que cría las plantas, regula las inundaciones y funde las nieves. Es el astro mágico que anima a las almas. Cuando vayáis a Egipto veréis que el día empieza con un estadillo de luz. Las otras estrellas no brillan con el brillo como lucen en las tierras altas del planeta tierra. Egipto es un país de tumbas. Más acertado sería decir, Egipto está poblado de personajes vivos, si el vivir es existir como espíritus y entes de razón. Las tumbas en Egipto son moradas. Allá van a morar los difuntos con otra vida diferente pero no peor que la que tienen cuando vivían.

Egipto es tierra de muchas cosas, es tierra de piedras. Tanto el Valle del Nilo como el Delta carecen de madera. Los egipcios tuvieron que importar los postes y las vigas de Siria. El limo del Nilo tampoco era un material muy apropiado para elaborar ladrillos y recurrieron a los bloques de piedras. Ellos se enorgullecen de haberlos descubierto y haberlos labrado. Egipto también es tierra de jeroglíficos, llegando la caligrafía a perfección nunca superada. Una piedra encontrada en 1789 en Roseta, en el Delta del Nilo, sirvió para descifrar los jeroglíficos egipcios. Es tierra de dioses, polvareda de dioses. Entre los numerosos dioses egipcios adorados bajo formas materiales, se distinguen dos categorías. Los dioses de culto local, de ciudad y provincia, y los dioses oficiales que se consideran creadores y cuidadores del mundo. Para ellos se construyen los grandes templos. Se les representa como animales o con cuerpos humanos y cabeza de animal o algún atributo de estos, con representaciones teleomórficas.  Anubis, dios de los muertos, se le representa como un hombre con cabeza de 'chacal'. Horus, protector de los reyes en vida, le representa el 'halcón' u hombre con cabeza de halcón que lleva el disco solar sobre la cabeza. Isis, considerada como la esposa de Osiris y la madre de Horus, es representada en ocasiones, con dos cuernos liriformes que encerraban el disco solar. Osiris, dios de la fertilidad y del más allá se le representa con una 'momia'. A él hay que rendir cuenta después de la muerte.

Giedion escribe 'el origen de la religión descansa en el anhelo del hombre por entrar en contacto con las fuerzas sobrenaturales, el de prologar la vida y continuar la existencia después de la muerte'. Este último pensamiento es muy importante para los egipcios. Creían que el hombre se componía de elementos materiales y espirituales. Entre ellos estaba el Ka, que continuaba después de la muerte en la tierra. Durante el día estaba fuera y durante la noche descansaba en el cuerpo. Era el elemento de fuerza vital, como un doble mortal que confiere a la persona protección y vida en el más allá. Abandona el cadáver y está condenado a vagar siempre pero si consigue volver al cuerpo, volvería a la vida. Para que esta segunda existencia fuera posible, había que asegurar el mantenimiento eterno del cuerpo, de ahí la momificación. El Ka no puede vivir solo, necesita el cuerpo. Las distintas vísceras se colocan en unos vasos canopes o canónicos que representan los cuatro hijos de Horus y sus cuatro hijos protegen cuatro partes del cuerpo: Apis (mono), los pulmones. Duamutef (Chacal), el estómago. Amsite (humano), el hígado y Aebsenuf, (gavilán), los intestinos. Después de la momificación se celebra 'la apertura de la boca', conjuros que los sacerdotes realizaban para atraer el Ka del difunto y mediante un instrumento tocaban la boca del cadáver y el Ka penetraba nuevamente en él. También este ritual se efectuaba sobre las esculturas que podían ser soportes del Ka si la momia se destruía.

Los rasgos de la vida de Egipto son propios de pueblos que como él ha tenido la oportunidad de envejecer y al igual que muchas grandes civilizaciones, también tienen un pasado prehistórico. Es seguro que en esta época hubo un clima moderado en la última época glaciar y pudo estar ocupado por cazadores-recolectores que manejaban primitivos útiles de piedra. A los egipcios se les llama de etnia hamítica. Pero esto solo significa que eran descendientes de Ham o Cam distinta a la de Sem. Se ha descubierto que eran mezclas de distintas etnias. Hacia el quinto milenio antes de J.C. debió ser invadido por comunidades de origen africano en posesión de útiles de piedra pulida y cerámica. Debían conocer metales porque se habla de ellos como de hombres herreros. Lo más probable es que vinieran siguiendo la corriente del Nilo Blanco y del Nilo. Así tendríamos dos pueblos, los aborígenes y los herreros. Hay quienes opinan, Flinders Petrie, que en las antiguas representaciones de los relieves de las tumbas aparecen seis tipos de egipcios. De cualquier modo, la historia de estos antiguos tiempos predinásticos la conocemos vagamente por una serie de relieves grabados en pequeñas placas de pizarra a las que llamamos paletas, aunque la información es incoherente y confusa. Esta es la dificultad de la egiptología. Hay material muy abundante pero fragmentario. Y esto parece suceder incluso en las primeras dinastías. Es al llegar a la dinastía decimoctava cuando ya no existen dificultades, prácticamente, para interpretar las fuentes. En las anteriores dinastías, los egiptólogos suelen tener grandes desacuerdos y conscientes de las limitaciones que ofrecen los materiales manejados, no piden gran precisión en la cronología histórica, aunque sí se ha formado cierta urdimbre sobre la que se sigue tejiendo y retejiendo la historia de los hechos.

[1] http://www.homines.com/arte/antiguo_egipto/index.htm


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